Esta experiencia surge dentro del seminario “las interacciones en la escuela infantil como favorecedoras de la autonomía”, en el cual Pilar y Rosa (del grupo de reflexión Lóczy de Rosa Sensat) nos invitan a observar y reflexionar sobre los distintos momentos que surgen en el ámbito de la escuela y refrescamos nuestros conocimientos sobre el instituto Lóczy y la pedagogía activa de Emmi Pikler.
Nosotras, decidimos observar y reflexionar sobre los momentos previos y posteriores a la siesta.
¿Como vivimos estos momentos en nuestra escuela?
En el momento previo a la siesta nos aseamos (cambio de pañal, control de esfínteres, lavado de dientes, manos y cara) y nos desvestimos (solo mantenemos la ropa interior) para estar más cómodos durante la siesta.Tras esta, nos vestimos y aseamos.
Observación y reflexión
La observación se centró en todos los niños y niñas de la escuela, de manera individual, y nos observamos también a nosotras mismas en dichos momentos, posteriormente, hicimos una puesta en común todos los miembros del equipo en la que cada una aportó sus reflexiones.
¿Con que finalidad? Para mejorar nuestro día a día.
Nuestras primeras reflexiones fueron:
- Observamos nuestras propias conductas: cada una tenemos nuestra manera de vestir-desvestir a los niños/as, siguiendo un criterio personal, Las familias, por otra parte, utilizan sus propios criterios.
- Nos damos cuenta, que la tendencia de los niños y niñas con mayor autonomía, en muchos de los casos, comienzan a ponerse los zapatos antes que cualquier otra prenda (a la hora de vestirse) o a quitarse los pantalones con los zapatos puestos (a la hora de desvestirse).
Resumiendo: pudimos constatar, que este ritual lo realizábamos sin criterio alguno que diera estabilidad a los niños y niñas, todo dependía de la educadora con la que estuvieran en ese momento, con lo cual, los niños/as t:enían dificultades a la hora de interiorizar el vestirse y desvestirse.
Por todas estas conclusiones, decidimos poner en marcha la “coreografía del vestido-desvestido”, como unificación de criterios entre educadoras y familias con los siguientes objetivos:
- Facilitar el desarrollo de la autonomía personal de los niños y niñas.
- Favorecer la interiorización del esquema corporal propio.
-
Desarrollar en nosotras mismas el hábito de observar y reflexionar.
La “coreografía del vestido y desvestido” se basa en vestir y desvestir a los niños y niñas siempre de la misma manera, generando una continuidad.
En nuestro caso, acordamos iniciar siempre por la parte derecha, posteriormente la izquierda, y seguir una secuencia lógica para el vestido (iniciar por calcetines/leotardos, prendas inferiores y prendas superiores, por último los zapatos) y la contraria para el desvestido (zapatos, calcetines/leotardos, prenda inferior y prenda superior).
Hacer la coreografía no significa “imponerla”, siempre se respeta la iniciativa del niño/a, teniendo estos libertad para realizarlo como les apetezca.
Cada paso que se da con el niño/a, se verbaliza (nos vamos a desvestir, nos vamos a limpiar la cara...) poniéndole en antecedentes a lo que va a ocurrir.
¿Qué conseguimos con la verbalización?
Ayudamos a que se anticipen a lo que va a ocurrir, apoyando nuestras acciones en palabras, colaborando activamente y evitando las angustias de los niños y niñas cuando por ejemplo se les limpia la cara, la nariz, o se agobian al quitarse un jersey de cuello cisne...
Tras comunicarlo a las familias y ponerlo en marcha en la escuela, estas son nuestras
conclusiones finales.
No solo se consiguieron los objetivos iniciales, sino que conseguimos mucho más, ellos mismos construyeron objetivos tanto o más importantes que los planteados inicialmente, como son las relaciones positivas entre adulto-niño (un momento para los dos) y entre iguales, actitudes de ayuda, apoyo, colaboración, empatia, diálogo, creando un ambiente de bienestar y armonía.
Tras esta experiencia, y basándonos en nuestras conversaciones con las familias, hemos observado que en muchos momentos, en casa, a los niños y niñas “no se les deja hacer”, “no se les ofrece tiempo”, por las prisas, por el ritmo de la vida que llevamos, etcétera.
Desde la Escuela, este lugar donde los protagonistas son nuestros niños y niñas, concedámosles tiempo, ese tiempo que se merecen, que les hace sentir mayores, autónomos (¡autonomía con alegría! No por obligación) y los involucra por completo, haciendo de cada día, un día diferente, y dando a la vida cotidiana el respeto que se merece. ¡Disfrutemos!